El día de la boda será un día caótico y ajetreado, y lo sabes. El protocolo a seguir, la ceremonia religiosa, atender a los invitados… todo esto hará que mi trabajo como fotógrafo deba quedar en un segundo plano sin que suponga un lastre para el protagonismo de los novios y el desarrollo de los acontecimientos.

Es por eso que en las sesiones de pre-boda y post-boda se convierten en el momento ideal para posados y fotos románticas que no se pudieron tomar el día de la boda. Con la pre-boda se busca sacar fotos de la pareja en un ambiente cercano a ellos, algo que les represente o muestre alguna de sus aficiones. Serán unas fotos más informales de la pareja en las que mostrar su lado más divertido. También será un buen material del que sacar alguna foto para realizar las invitaciones o colgar en redes sociales anunciando el enlace.

Con las fotos de post-boda sacaremos todo el provecho a los trajes de novio. Será la ocasión de despedirnos de nuestras galas con un último posado. Eso si, está la posibilidad de dar una vuelta de tuerca más. Nada nos impide jugar con nuevos complementos y nos permitan explorar, porqué no, looks más atrevidos.